Ya
atardece: Nena toma una ducha de Magma Real y sale a inspeccionar su Palacio,
todo parece estar en su lugar… luego da unas vueltas por la Colonia Nena: todos
se arrodillan ante ella mientras va pasando; estas cosas le molestan… pero
tiene que soportarlas, quisiera ser un poco más anónima; la gente de la Colonia
lo sabe y realiza estos actos de devoción y respeto con discreción, algunos
besan sus manos… o sus pies… mientras
que de ella emana bioluminiscencia azul… cuando -poco a poco- va regalando sus joyas...
Ahora
la Colonia Nena se llama Onírica –en honor a los cuatrocientos años de
dormición de la Dra. Nena- y las cosas parecen normales con obvios pequeños
cambios, y se topa con una linda niña indigente -cosa que se desconocía en este mundo:
la pobreza- que, en un rincón, habla en
voz alta consigo misma…
La
niña, en un dulce monólogo donde no se da cuenta que la están mirando y
escuchando, desde un sitio escondido,
reflexiona: “No sabemos qué es la Vida, mírala: tiene color, sabor y
olor: la he colocado en este frasco que una vez estuvo vacío, para poder
observarla desde todos sus ángulos… ahora tiene una luciérnaga adentro para que
la alumbre (a la Vida), también de un lado le coloqué algo de tierra y una
semilla que ya está en flor. Todos los días no le falta su gota de agua, cuando
oscurece la destapo para que lleve luz de Luna y tarde en la noche… viene un sapito que quiere entrar y me
despierta, pero yo no lo dejo entrar. Aunque me gustan sus sonidos, en el fondo
me gusta que quiera entrar al hogar que le he hecho a la Vida, pero algo me
dice que no…”.
“Mi
Voz” le dice a Nena: mira a esa niña como habla sola… oye que lindas cosas
dice: esa eras tú y tus ocurrencias, hablando en tan tierna edad contigo misma…
Entonces
Nena se acerca un poco temerosa e interactúa consigo misma: ¿Eres un sueño, una
visión o un recuerdo? Temblando, con su
delicada mano azul, trata de tocarla, y
le dice: Que tierna niña… ¿Cómo te
llamas?: Estás calentita: ¿Qué cómo me llamo? Sonriendo responde, Simplemente
Nena… Señora: observe a la Vida que hay en el frasco… Señora Azul: asombrada le
dice la niña, ¿Usted no es la Doctora Nena?, tiene la piel azul. Y allí se
reconocen mutuamente… y se estrujan con mucha emoción… te necesitaba mucho… se
dicen una a la otra… al unísono… ¿Y porqué juegas con eso?: ¿No tienes
juguetes…? ¿Ni muñecas…? No, ¿Tienes amiguitas y amiguitos? La niña en “casi”
un puchero asiente: Tampoco… estoy muy sola… Nena le asegura: No importa ya vas
a tener bastante familia y compañía…
Nena
inmediatamente actúa: Vamos a colocarle una gotíca de Magma Madre a tu Vida…
tanto en el frasco como otra en tu boquita… entonces el frasco se quiebra
creciendo en segundos desmesuradamente un grandioso árbol… de donde salen
decenas de aves volando y trinando frenéticamente a todos los puntos de la
Tierra... cual si se tratase de aves mensajeras…
Ya
va cayendo la noche y la Luciérnaga se reproduce en miles de ellas, que las
rodean en círculos brillando, mientras que la niña queda de alguna manera
ungida… ya no es una visión alucinante, ahora pertenece a este mundo… Nena le
aconseja… solo te digo: recuerda tener siempre cerca una planta carnívora… dan
buena suerte… la Niña se pregunta ¿Qué es una planta carnívora? Ya lo sabrás…
seguro lo sabrás…
Las
luciérnagas les alumbran su camino a casa… Y la niña, mirando a Nena reflexiona en su mente que no
debe ser fácil abrir los ojos y enterarte que llevas cuatro siglos dormida...